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(1) PRINCIPIO y FUNDAMENTO

El hombre es criado para alabar, hacer reverencia y servir a Dios nuestro Señor y, mediante esto, salvar su ánima; y las otras cosas sobre la haz de la tierra son criadas para el hombre, y para que le ayuden en la prosecución del fin para que es criado. De donde se sigue, que el hombre tanto ha de usar dellas, quanto le ayudan para su fin, y tanto debe quitarse dellas, quanto para ello le impiden. Por lo qual es menester hacernos indiferentes a todas las cosas criadas, en todo lo que es concedido a la libertad de nuestro libre albedrío, y no le está prohibido; en tal manera, que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás; solamente deseando y eligiendo lo que más nos conduce para el fin que somos criados.

(2) EVANGELIO DE LUCAS
Fue a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró un sábado en la sinagoga y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías. Lo abrió y dio con el texto que dice: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor. Lo cerró, se lo entregó al empleado y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos fijos en él. Él empezó diciéndoles:
—Hoy, en presencia vuestra, se ha cumplido este pasaje de la Escritura. Todos lo aprobaban, y estaban admirados por aquellas palabras de gracia que salían de su boca. Y decían:
—Pero, ¿no es éste el hijo de José? Él les contestó:
—Seguro que me diréis aquel refrán: médico, sánate a ti mismo. Lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún, hazlo aquí, en tu ciudad.

(3) EVANGELIO DE JUAN
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando el Diablo había sugerido a Judas Iscariote que lo entregara, sabiendo que todo lo había puesto el Padre en sus manos, que había salido de Dios y volvía a Dios, se levantó de la mesa, se quitó el manto, y tomando una toalla, se ciñó. Después echó agua en una jofaina y se puso a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba ceñida. Llegó, pues, a Simón Pedro, el cual le dijo:
—Señor, ¿tú me lavas los pies? Jesús respondió:
—Lo que yo hago no lo entiendes ahora, más tarde lo entenderás.8 Replicó Pedro:
—No me lavarás los pies jamás.
Le respondió Jesús:
—Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo. Le dijo Simón Pedro:
—Señor, si es así, no sólo los pies, sino las manos y la cabeza. Le respondió Jesús:
—El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, pues el resto está limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos. –conocía al que lo iba a entregar y por eso dijo que no todos estaban limpios–. Cuando les hubo lavado los pies, se puso el manto, se reclinó y dijo:
—¿Entendéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis maestro y señor, y decís bien. Pues si yo, que soy maestro y señor, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros mutuamente los pies. Os he dado ejemplo para que hagáis lo mismo que yo he hecho.

(4) PAPA FRANCISCO Y LIBERTAD I

Haz clic aquí para leer el texto.

(5) PAPA FRANCISCO Y LIBERTAD II

San Pablo hará de todo esto la ley fundamental del obrar cristiano cristiana: «Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad» (2 Co 3.17), dice él. Una persona libre, un cristiano libre, es aquel que tiene el Espíritu del Señor. Esta es una libertad totalmente especial, muy distinta de la que se entiende comúnmente. No es libertad para hacer lo que uno quiera, ¡sino libertad para hacer libremente lo que Dios quiera! No libertad para hacer el bien o el mal, sino libertad para hacer el bien y hacerlo libremente, es decir, por atracción, no por constricción. En otras palabras, libertad de hijos, no de esclavos.

Texto para leer.

(6) LOS APÓSTOLES Y LA LIBERTAD

Los apóstoles Pedro y Pablo, también invitaban a encontrar la auténtica libertad
1 Pe 2,16: Como hombres libres, que no usan de la libertad para encubrir la maldad, antes como siervos de Dios.
Gal 5, 13: Vosotros, hermanos, habéis sido llamados a la libertad; pero no vayáis a tomar la libertad como estímulo del instinto; antes bien, servíos mutuamente por amor.

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