En la espiritualidad ignaciana, la palabra MAGIS (que significa ‘más’) se refiere a un estilo de vida centrado en la calidad más que en la cantidad. La búsqueda de la gloria de Dios (el AMDG ignaciano) debe hacerse desde máximos, es decir, con el objetivo de que todo lo que hagamos esté lleno de sentido y de profundidad, lleno de Dios.

Jesús vivió su vida a tope y así nos invita a vivirla a nosotros. No desde el desenfreno, ni desde el disfrute por el disfrute, ni desde el hacer por hacer sin ton ni son. Jesús nos pide que demos lo mejor de nosotros mismos, que estemos siempre en el tope de nuestras posibilidades. Eso no significa que todo en nuestra vida sea de diez, sino que pongamos todos lo que sepamos (lo mucho o lo poco) el servicio de los demás, al servicio de Dios y su Reino.

MAGIS es ser la mejor persona, cada uno en su fragilidad y en su limitación, hacer que nuestra vida tenga a Dios en su centro, a los demás en el camino y a la Iglesia como lugar en el que nuestra fe se vive en comunidad. MAGIS es ser una persona que todo lo hace a mayor gloria de Dios.