A lo que san Ignacio nos invita en la contemplación del llamamiento del rey temporal es a seguir a Jesús. A seguir su misión y su obra. La invitación requiere de una respuesta.

Para seguirlo nos ponemos en camino, un camino que está acompañado por los demás. El hombre vive en comunidad y el cristiano vive su fe en la Iglesia. Una Iglesia en la que cabemos todos, como dice el papa Francisco, en la que no sobra nadie y en la que Jesús está en el centro. La Iglesia se hace presente en el día a día no solo en un templo, sino también en nuestra aula, en nuestro claustro, en nuestra comunidad educativa, en nuestra casa… Cuando nuestro camino es recorrido con otros, con su ayuda y con su oración (mientras nosotros también respondemos con nuestra propia ayuda y nuestra oración) el seguimiento a Jesús se hace más pleno.

Jesús nos dice: ven, sígueme. La cita evangélica es «ven y sígueme», Nuestra elección de sustituir la conjunción por una coma es para evitar el activimos que surge de nuestra condición humana. Tras conocer a Jesús hacemos una pausa para fundamentar esa llamada y dar una respuesta.